Aires de Japón entran en Ourense… por el Pacífico

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El cocinero Fran Domínguez reabre su café Pacífico, después de un año de ausencia y reformas, dispuesto a aumentar la cuenta de 43 años iniciada por su abuelo al abrir por primera vez la persiana en ese mismo local del barrio ourensano de San Francisco.

El cierre fue anunciado en febrero de 2017 en la red social favorita del chef y propietario, al mismo tiempo que la reapertura prevista para un año después. Entre ambos momentos, Fran desarrolló su particular campaña de doce meses, doce….lecciones de cocina.

“Cada mes estuve en una ciudad; comencé por San Sebastián y en su Basque Culinary Center me propuse aprender de técnicos japoneses el respeto con el que trabajan un producto como el pescado, desde que llega a sus manos”. Esos aires de Japón llegaron al Pacífico, donde los comensales también podrán valorar, desde el 4 de abril, las técnicas aprendidas por Fran para conseguir un plato completo a partir de un simple trío de ingredientes, entre otros ejemplos.

También se respira aire oriental en la imagen que ofrece el café tanto en su fachada como en facebook, donde un dibujo de pájaros de papel plegado (el origami es un arte japonés) acompaña al nombre del local escrito con tipografía minimalista, que recuerda a la de las viejas máquinas de escribir.

Del océano a tierra firme

El abuelo de Fran abrió el Pacífico en el mismo lugar donde sigue, en 1975, respondiendo a la petición de su mujer para que dejase su trabajo de marino mercante. “La mayor parte de las veces hacía rutas por el océano Pacífico, pero mi abuela quedó embarazada y le pidió que quedase en tierra, así que buscaron por toda España donde recalar, hasta que lo hicieron en Ourense”.

La abuela, con 83 años, sigue vinculada al local, además de ser la memoria gastronómica de Fran: sus potajes y caldos de 4 ó 5 horas al fuego, fueron el punto de partida de la cocina del Pacífico, a la que se incorporaron técnicas contemporáneas como la cocina al vacío y  a bajas temperaturas o elaboraciones artesanas de platos menos tradicionales en su familia, como los helados.

Al abuelo de Fran, le sucedieron sus padres en la gestión y cocina del café, mientras él trabajaba como profesor en escuelas de hostelería. En 2012 su padre se jubiló y Fran se hizo cargo del establecimiento con su madre. Ahora reabre manteniendo su “esencia de local familiar”, para ofrecer un menú degustación con 7 u 8 platos diferentes cada semana,  y recuperando aquellos desayunos artesanos que le colocaron como local de referencia en las principales páginas de información gastronómica y en blogues de viajeros y de tendencias.

Tras la reforma, una veintena de personas disfrutará en la sala de una “experiencia que no dejará indiferente a nadie”, recalca Fran al hablar de los menús degustación. Otros 4 comensales podrán ocupar cómodamente la barra para una comida más reducida en número de platos.

Más y mejor

Para la nueva etapa, la cocina duplicó su tamaño, allí se elaborarán platos, “bicas” y pasteles, mientras que la bollería llegará de un obrador externo; la huerta familiar abastecerá de algunos productos básicos y hierbas aromáticas, otros llegarán desde una proveedora de flores de Monçao, en el norte de Portugal… también de Portugal llegaron elementos de la nueva decoración….y todo está listo desde días antes, para que Noel, Pablo e Ilda tengan a punto los dulces del primer día, que ya aromatizan el local reformado.

Fuera, Fran y el artesano de la madera Simón, recolocan sobre la fachada, el cartel de pizarra que resume la nueva y vieja apuesta del café Pacífico: “No es más feliz el que más tiene, sino el que más chocolate come”. Su colocación y la de tres pájaros que lo sustentan, es calculadamente idéntica a la que tuvo en los años anteriores, como elemento de continuidad entre pasado y futuro.

“Cuando decidimos cerrar hace un año, nadie nos llamó locos y creemos que se entendió, porque pasamos 5 años trabajando 18 horas diarias toda la semana, salvo el último año, en el que un día libre a la semana resultó insuficiente”, recuerda Fran para explicar que en su nueva etapa, su plan es cerrar por las tardes…pero en el futuro,  “los clientes serán los que demostrarán si eso puede funcionar”.

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Rúa Pena Trevinca 37, Ourense

Precio menú degustación diario: 25 euros

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